La Piedra o la Roca
- Yelly Diaz
- Jan 5, 2022
- 4 min read
Yo no sé porque cuando somos nuevas criaturas en Jesús, tendemos a querer ser las personas más espirituales y somos tan impulsivas en querer cambiar a otros, y para colmo, querer señalar los errores y golpes de otras personas como si uno fuera el más santo. Yo fui así los primeros años de mi vida con Jesús. No es fácil admitirlo, pero hay que hacerlo. Desnudarme delante de Dios salvó mi vida, y puede salvar la tuya también.
Yo juzgaba a muchas personas con mis pensamientos como si fuera la más perfecta, me di cuenta que eso estaba mal. En la biblia dice que no es bueno mirar la paja que está en el ojo de otro, cuando uno mismo tiene una viga en el ojo. (Mateo 7:3) Sin embargo, juzgar era natural en mi, bueno...es natural en todos nosotros. La persona que diga que no, está mintiendo. ¿Sabes que el juzgar a los demás, como si fueras Dios, crea un obstáculo grande en tu vida?; ya sea espiritual, como emocional, también crea chismes, división y, a veces, puede provocar problemas de salud y psicológicos. Cuando tu juzgas abres una puerta para que la amargura entre en tu corazón. Te lo digo por experiencia propia. El juzgamiento (sí, es una palabra jajaja) tiene un efecto en ti, el cual puede causar sentimientos negativos como; celos, envidia, ser una persona legalista, comparación con los demás, entre otras. Pensamos que como somos “cristianos” podemos hacerlo porque estamos en lo “correcto”, cuando en realidad parece que somos seguidores de los fariseos en vez de Jesús. Entonces, cuando Dios nos habla de nuestro llamado o una promesa, pasan los años y todavía no ves nada de eso cumplirse. Se puede decir que en algunos casos es porque no es tiempo, pero en la mayoría es porque nuestro corazón está lleno de amargura sin uno saberlo; lamentablemente no está preparado para lo que fue hecho. Pensamos que como estamos teniendo “éxito” en una posición en la Iglesia, en el ministerio, y aun sigues recibiendo palabra profética pues todo está bien. (Proverbio 21:2)
La palabra nos enseña que juzgar provoca un estorbo en nuestras vidas y en las vidas que juzgamos. Jesús nos llama a no ser piedra de tropiezo para nadie y tampoco de nosotros mismos. (Romanos 14:13) Porque aunque juzgaba en mi cabeza, lo mostraba con mis expresiones y mi actitud. O sea, el lenguaje corporal habla de igual manera. Tal vez la gente no se da cuenta, pero Dios si. Lo que quiero llevar con todo esto es que dejemos de ser piedras de tropiezos porque todos queremos lo mismo: que se cumpla absolutamente todo lo que Dios a hablado sobre cada uno de nosotros, y nos necesitamos unos a los otros para lograrlo.(Romanos 12:4-5)
Todos anhelamos descubrir la razón por la cual estamos aquí, y eso comienza con la belleza de tu corazón. Sin embargo, mientras mantengamos un saco de piedras en una mano y tirando una piedra con la otra mano a cualquiera que camine por al frente, lamentablemente nos convertimos en los fariseos que criticamos de la biblia. Estamos en un tiempo donde el evangelio mucha gente no lo quiere escuchar porque fueron heridos por personas con nuestro mismo título (Cristianos), pero Dios te llamó a ti y me llamó a mi para ser parte del movimiento de amor y perdón que él quiere hacer sobre nuestra tierra.
Permitamos que Dios embellezca nuestros corazones comenzando con aprender a amarnos y perdonandonos a nosotros mismos para así poder amar a los demás. Cada uno de nosotros tenemos muchas cosas que cambiar y ¿sábes qué? NO HAY NADA MALO EN ESO. Todos somos un trabajo en proceso, y nunca dejaremos de pecar por más que amemos a Dios. Tienes que entender que la belleza de tu corazón no está en lo que haces “correcto” delante de los demas, está en la humildad ante Dios de decirle “Padre hice esto mal, perdóname. Ayúdame a agradarte en todo lo que haga.” Cuando comiences a verte como realmente eres y entiendas que así Dios te ama y te llamó para su Gloria, entenderás que Dios también llamó a otros que pecaron igual que tu. Dejarás de apuntar el dedo, perdonarás y pedirás perdón (Efesios 4:31-32), y comenzarás a amar como Jesús dijo que amaramos; ama a tu hermano como te amas a ti mismo. (Mateo 22:36-40) Cuando hagas esto, serás de bendición para muchos y serás humilde para ser bendecido por otros. Esto forma en ti un corazón lleno de belleza, como el de Cristo, humilde y de servidor.
Ese futuro bueno y maravilloso que fue hecho para ti, depende de la belleza de tu corazón, no la perfección. Acéptate tal como eres, y así aceptarás a los demás. Tu eres una persona única, puedes tener similitudes con otros, pero la creatividad de Dios es inexplicablemente grande, por eso nunca vivirás la misma vida que otro y tampoco tendrás la misma posición que otro. Si fallas en esta carrera, recuerda esto siempre; en el plan de Dios, los malos momentos y buenos momentos, obran para tu bien. Si ha de suceder que nunca le has entregado tu vida a Jesús, no te preocupes porque todo lo que hicistes, malo y bueno, Dios lo convertirá en tu mejor avivamiento para su Gloria y para que vivas la mejor vida que sobrepasa tus expectativas. Esta es la Gracia loca de Dios hacia nosotros. ¡Gracias Jesús!
Recuerda, todos somos víctimas de las mentiras del diablo y sus demonios, así que no te sientas mal contigo mismo porque tienes miedo que el Señor te dé la espalda y/o otros te juzguen por las cosas que haz hecho mal. Cada uno de nosotros tenemos la opción de arrepentirnos y humillarnos con todo nuestro corazón delante de Dios, si lo haces genuinamente Él te perdonará y te restaurara. Tenemos ventaja con Jesús; él nos guía y nos da la fuerza de voluntad para hacer lo que está bien, lo que le agrada a Dios; o sea, Él no te dejará solo o arrollado (como decimos los boricuas). El futuro está en tus manos; tirar la piedra o estar en la roca que es Cristo, porque ambas no puedes hacer. Tu decides si quieres seguir tu vida sola o solo con tu entendimiento limitado y que todo obre para inseguridad y extravío, o vivir una vida que ya está hecha para ti donde todo obre para tu bien y el de los tuyos.
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